sábado, 14 de junio de 2014

Desactivar la obediencia para mejorar la comunicación interna

Mi actividad se desarrolla principalmente en empresas con estructura jerárquica y centralizada donde la figura del fundador brilla como un faro. Sus creencias sobre cómo son las personas y qué les hace trabajar mejor son incuestionables, pues ellas son las que le llevaron a crear con éxito el modelo de organización que hoy lidera.
Cuanto mayor es el ángulo, mayor es el sufrimiento.
En este contexto, sobreviven los directivos más adaptados. Aquellos que saben replicar los comportamientos que dieron origen a la organización y trasladar fielmente hacia abajo, los valores que el fundador recompensa, entre otros, la obediencia.

Cuando esto ocurre y los esfuerzos de la dirección por conseguir los objetivos estratégicos apunta en dirección distinta a los deseos de las personas por contribuir a conseguirlos, se crea un ángulo variable llamado sufrimiento, de tantos grados como el malestar y la desmotivación que este hecho genera.

Pero claro, esto forma parte del pasado...¿no?.

En la nueva organización en red, las personas podrán elegir estar más y mejor informadas. Ser conscientes del impacto de su aportación a la organización y contribuir con mayor sentido a mejorarla. 

La obediencia, que tan bien funcionó en el pasado, tendrá que desactivarse de algún modo y es la dirección quien ha de tomar la iniciativa.

En lugar de perpetuar relaciones simbióticas que ya no funcionan, los directivos podrían premiar a las personas dándoles la oportunidad de enlazar, de algún modo, sus anhelos y necesidades con el futuro de la organización. 

Con este objetivo, te presento una propuesta general sobre como desactivar la sumisión y mejorar la comunicación interna para aprovechar el potencial de las personas en un solo día:
  1. Presentación y creación del clima. Es una buena idea que el fundador (la propiedad) abra el evento comentando su interés porque se lleve a cabo la reunión y dando permiso para que se realice una discusión libre y se enfrenten los problemas. Dicho esto, se retira y desaparece de la escena. 
  2. Sesión introductoria. Un representante del equipo directivo, junto con el facilitador, aclaran el motivo del encuentro, el concepto de responsabilidad compartida, la visión de la organización y la oportunidad para influir en ella dentro de los límites que se presentan. Se recuerda la duración de la jornada y la urgencia que tiene hablar de lo importante.
  3. Creación de grupos de trabajo. Se construyen grupos heterogéneos pertenecientes a distintas áreas, con la condición de que no haya en ningún grupo de jefes o subordinados del mismo departamento juntos. Se elige un vocal.
  4. Asignación de la tarea. La consigna de trabajo podría ser la siguiente: 'Teniendo en cuenta tu compromiso con esta organización. ¿Cuáles son los elementos motivadores, procedimientos, políticas o actitudes que harían a la empresa más eficaz y mejorarían la vida en ella?' Cada grupo se reúne cómodamente y elabora su listado para presentarlo en una sesión general.
  5. Compartir información. Cada vocal junto a su grupo expone su trabajo y coloca su listado alrededor de la sala. Finalizadas las presentaciones se seleccionan las categorías más repetidas y se destacan las más importantes recurriendo a la mano alzada o algún sistema de puntuación. Se realiza un listado único y se preparan copias para repartirlas después de la comida. 
  6. Plan de acción departamental. Cada persona es asignada ahora a su unidad de trabajo o departamento funcional con el fin de analizar durante un tiempo limitado los temas que afectan a su área y decidir acerca de las prioridades y primeras acciones con las que el grupo está preparado para comprometerse. Terminado el tiempo previsto vuelven todos a la sala.
  7. Plan de acción organizacional. Cada departamento informa de su compromiso y planes al grupo general. Se establecen metas, se asignan fuerzas de trabajo y se elaboran cronogramas.
  8. Clausura. El equipo directivo agradece el esfuerzo realizado y la actitud de colaboración. Se realiza un ejercicio vivencial que actúe de ancla emocional y se da por terminada la jornada.
  9. Seguimiento

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