sábado, 27 de febrero de 2016

Liderazgo 3.0 o cómo hemos llegado hasta aquí

El Liderazgo 1.0


Dice Yuval Noah Harari en su libro ''De animales a dioses'  que los cazadores-recolectores no vivían tan mal como pensamos, que eran más felices que nosotros y a mi me gusta creerlo.
Evolución del liderazgo

Al parecer, todo se torció cuando la revolución neolítica hizo que los grupos humanos, nómadas hasta entonces, cayeran en la trampa del sedentarismo. 

Esta fijación campesina al suelo provocó con el paso del tiempo la aparición de la propiedad privada y por tanto, la posibilidad de acumular posesiones y tener animales y cultivos bajo control.

Una vez conocido el modo de domesticar animales y plantas, se empezó a pensar como hacerlo con las personas, y fueron sacerdotes y reyes quienes se encargaron de ello.

Ya sabemos que la realeza y las cosas de la fe andan siempre muy preocupadas con eso del control, y la verdad es que se lo toman muy en serio.

La gran idea para adquirir pode fue acumular excedentes de agua y grano, y repartirlos en dosis adecuadas entre la población hasta lograr la obediencia.

Este sistema de control tan básico, se fue perfeccionando a lo largo de la historia, entre hambrunas y revoluciones, alcanzando su máximo esplendor con la dirección científica de las organizaciones conocida como Taylorismo. Todo un bálsamo directivo diseñado para suprimir el sentido y la autonomía de las personas a costa de la eficiencia de las organizaciones.

Desde entonces hasta ahora, comenta Jurgen Appello, el 'ordeno y mando' ha campado a sus anchas en las organizaciones. Es cierto que le han influido modas y manías gerenciales, pero siempre con la misma creencia:

'Las organizaciones se dirigen desde arriba, que somos quienes tenemos las cosas claras y podemos decir a los irresponsables de abajo, sin motivación alguna para hacer bien su trabajo, que es lo que tienen que hacer'.

La era industrial se caracterizó por un liderazgo 1.0. Un liderazgo en una sola dirección: de arriba abajo. 

Liderazgo 2.0


Con la aparición de internet y las redes sociales, la comunicación bidireccional recuperó su valor  y el liderazgo 1.0 empezó a mostrar sus fallos. 

Muchos se dieron cuenta que dirigir de modo autoritario, sin escuchar, solo funcionaba con determinadas personas y que no siempre eran las mejores ni las que mostraban más talento.

Para remediarlo, se idearon una serie de técnicas directivas para que las personas tuvieran la sensación de estar disfrutando de un entorno abierto y participativo, donde la conversación tenía que estar presente. Por ejemplo, el proceso DMAIC,  Six Sigma o los grupos focales, son algunos de estos inventos tan modernos.

Además, con el uso masivo de las tecnologías sociales, el liderazgo 1.0, paternalista y autocrático, no tuvo más remedio que volverse más participativo y dialogante. Al menos en apariencia, porque todos sabemos que es la dirección quien continua controlando y tomando las decisiones y el resto apoyando sus deseos. (aquí te describo como desactivar este mecanismo).

El liderazgo 2.0 es, ni más ni menos, que el liderazgo 1.0 con algunos apaños vistosos pero necesarios para hacer funcionar un sistema anticuado que está dejando de funcionar. Su arquitectura está a caballo entre la monolítica jerarquía y la incipiente emergencia de redes.

Liderazgo 3.0


A poco que mires a tu alrededor, te darás cuenta que estamos cada día más conectados. Que recibimos continuas peticiones de amistad en cualquier red donde seamos mínimamente activos.

Estamos empezando a visualizar y experimentar nuestra relaciones sociales como redes bien definidas donde se tejen intereses diversos de los cuales participar. De hecho, en el mundo de la empresa, aunque la mayoría imaginamos a las organizaciones como jerarquías, todos sabemos que funcionan como redes de intereses y favores.

Un sociedad hiperconectada como la que estamos construyendo, transparente a la vista de todos, nos hace inevitablemente más conscientes y responsables de nuestros actos. Ya no es necesario esperar órdenes ni juicios de terceros para actuar. 

Si decimos que la información es poder, en este caso será poder distribuido.

En las organizaciones del futuro, como dice Andrés OrtegaLos líderes no solo deberán consentir, sino tendrá que invitar a sus colaboradores y empleados a dudar, a cuestionar, a preguntarse porqué hacen lo que hacen.

Liderazgo 3.0 es la inevitable actualización de los modelos anteriores y estamos empezando a entenderlo. Se podría definir como la competencia para, sin perder autoridad, aprovechar la inteligencia de la organizaciones, empoderando a sus empleados y dándoles sentido a sus tareas. 

De eso va mi próximo taller en la Universidad de Alicante. 









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