lunes, 8 de marzo de 2010

Somos lo que hacemos, somos como trabajamos

Uno de los signos que distinguen a las personas de los animales es que podemos elegir donde trabajar o al menos en qué hacerlo. El trabajo que elijamos influye en la manera de expresarnos, en nuestros valores, en nuestra ideología política y en nuestro repertorio de habilidades y conductas aprendidas. Si desempeñamos un trabajo aburrido, demasiado simple y monótono, lo mas probable es que terminemos siendo aburridos, simples y monótonos.

Los adultos necesitamos trabajar igual como los niños necesitan jugar: para experimentar los límites de nuestras capacidades, para experimentarnos en situaciones nuevas y sobre todo, para desarrollarnos como personas. Con el tiempo el trabajo se convertirá en una bendición o en una carga, será creativo o agobiante, será un fórmula para alcanzar la felicidad o la desesperación. Independientemente de en qué parte de estos dos extremos nos encontremos, en dónde trabajamos, cómo trabajamos y qué hacemos en el trabajo nos marcará de por vida.

Por ejemplo, la manera como nos ganamos la vida determina dónde vivimos, como vestimos, el nivel de vida que tenemos, lo que consumimos y cómo educamos a nuestros hijos. Dado que el trabajo absorbe nuestras vidas y es el eje alrededor del cual gira nuestro tiempo y nuestra energía, no solo nos permite tener un ingreso, sino que nos "etiqueta" y nos define. Cuando en un acto social nos preguntan acerca de quienes somos, seguramente están interesados por conocer nuestra profesión y saber a qué nos dedicamos. Si no tenemos una respuesta clara es probable que creemos confusión, por que es difícil entender a alguien si no sabemos en qué trabaja y cómo se desempeña.

El trabajo es algo que nos vemos impulsados a realizar, ya sea por una fuerza interna o por presiones externas: por la necesidad de ganar dinero, como medio para dar salida a nuestra creatividad, para tener sensación de logro... Cuando se realiza con gusto, sale desde nuestro interior hacia fuera y constituye la expresión de nuestra alma.

Por supuesto, existen muchas personas para las que el trabajo es sólo eso, un trabajo. Este tipo de personas, no ponen todo su corazón en lo que hacen y sin corazón no hay compromiso.

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