jueves, 8 de mayo de 2014

Disposiciones personales y competencias digitales en la red


Contemplo con asombro como aún quedan personas que miran con sospecha a quienes se acercan entusiasmados al ecosistema digital, esperando con cautela, desde la retaguardia, a que todo este lío se aclare...y no se va a aclarar, porque la naturaleza del meollo es así y ahí está su gracia.

Lo que hoy vale, mañana puede no valer. 

El ritmo acelerado de los cambios nos obliga a estar en 'beta permanente', a prueba, descubriendo nuestras lagunas y aprendiendo sin descanso a adaptarnos a un entorno que desafía y cuestiona nuestras capacidades continuamente. La certidumbre es un concepto analógico que forman parte del pasado.

La cuestión no es plantearse si nos sumergimos o no en este mundo de redes, porque estar estamos queramos o no, sino cuál va a ser nuestra disposición personal al entrar en él:

Apertura ¿Qué voy a compartir en la red?
Transparencia ¿Qué parte de mi voy a reservar?
Colaboración ¿Con quién voy a colaborar?

Son estas tres actitudes las que dan sentido de pertenencia a esta comunidad, son sus señas de identidad y coinciden con los valores que se promueven en los grupos terapéuticos o los principios que se utilizan para fomentar la participación en las organizaciones. No son mundos tan distintos ni está tan separados.

La alfabetización digital va mucho más allá que dejar al niño jugando con la tablet o utilizar una aplicación social para estar en contacto con familiares y amigos, requiere una determinada disposición personal que de soporte al conjunto de habilidades y comportamientos que hay que desarrollar.

El informe de la Comisión Europea sobre competencias digitales  las considera un deber y un derecho básico y sugiere los siguientes objetivos de aprendizaje para integrarse en la era digital:
  • Gestión de la información: identificar, localizar, acceder, recuperar, almacenar y organizar la información.
  • Colaboración: conectarse con otros, participar en redes y comunidades online e interactuar con ellas constructivamente.
  • Comunicar y compartir: comunicarse a través de herramientas online, teniendo en cuenta la privacidad, la seguridad y la netiqueta.
  • Creación de contenido y conocimiento: integrar y re-elaborar contenido y conocimiento previo, construyendo nuevo conocimiento.
  • Ética y responsabilidad: comportarse de una manera ética y responsable, consciente de los marcos legales.
  • Evaluación y resolución de problemas: identificar necesidades digitales, resolver problemas en entornos digitales y evaluar la información recuperada.
  • Operatividad tecnológica: emplear los medios de comunicación en diferentes formatos y plataformas. 
En esta línea, RocaSalvatella presentó hace poco su manual de competencias digitales  que cualquiera debería conocer si quiere afrontar con éxito su proceso de transformación. También nos ofrece en varios videos un Kit Básico de habilidades digitales donde se muestran los conocimientos mínimos necesarios para iniciarse en este entorno.

Hay mucho por aprender, queda mucho por hacer.

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